domingo, 1 de abril de 2007

¿Cúanto pesa el alma?



21 gramos. O eso dicen los que relacionan la pérdida de esta cantidad de peso al morir con la huida del alma de nuestro cuerpo.

En 1907 el doctor Duncan MacDougall realizó una serie de experimentos con personas que sufrían enfermedades terminales basados en el control de su peso. Concluyó que al morir todos sus pacientes disminuyeron 21 gramos de peso. Más tarde este doctor estadounidense repitió el experimento con perros y éstos no perdieron ni un solo gramo al morir. ¿Cuál es la explicación de todo esto? ¿Real mente tenemos alma, y esta nos abandona al morir?

Lo cierto es que es poco probable. Hay dos maneras de refutar esta afirmación. La primera de ellas sería la científica, ya que parece ser que los experimentos realizados por MacDougall no son muy certeros: realmente es muy difícil establecer el momento de la muerte, pues ésta dura tan solo unos segundos. Por otro lado, es más probable que al fallecer nuestro cuerpo pierda fluidos, aire o sustancias que justifiquen una disminución de nuestro peso. La segundo manera sería la teológica, ya que la religión afirma que el alma es algo espiritual, no físico, por lo que no tendría peso.

Desde tiempos remotos el hombre ha intentado dar una explicación a todos los sucesos que ocurren a su alrededor. Cuando no había ciencias o tecnologías que pudiesen aclarar algún fenómeno se recurría a la religión o la magia para explicar lo sucedido. Y una de las mayores incógnitas de la historia de la humanidad ha sido siempre saber que nos espera tras la muerte. Diferentes religiones han dado diferentes explicaciones ha esta pregunta y casi todas se han basado en la existencia del alma, espíritu o esencia. Es bueno tener fe en que tras esta vida nos espera una recompensa, el problema comienza cuando esa promesa de "algo mejor" limita nuestra vida y se convierte en nuestro único objetivo.

Con los conocimientos que disponemos hoy en día, yo tengo claro que morir no es más que eso; el punto final de la vida y de nuestra existencia. No creo que haya nada más después de esta vida y no entiendo la necesidad de creerlo. Yo soy más de la filosofía carpe diem: vive el momento, disfruta cada segundo. Esto es algo que se nos olvida en el frenético ir y venir de nuestra vida. ¿Por qué vivir esperando que haya algo mejor tras esta vida? Y aunque lo hubiese, ¿por qué no vivir esta al máximo? Esta vida debería ser suficiente, no tendría que hacernos falta ninguna otra para ser felices, para alcanzar nuestros objetivos. Pero como a veces resulta demasiado corta, es mejor no dejar nada para mañana.

Como en todo, cada uno tiene derecho a opinar y a creer en lo que quiera, y ninguna creencia debería ser mejor o más cierta. Puede que tengamos alma o puede que no, puede que exista otra vida tras ésta o puede que la única forma de ser inmortales sea que el mundo nos recuerde. Lo que no parece probable es que el alma pese 21 gramos.

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