Este tema ha creado gran polémica desde que salió a la luz. Los alimentos transgénicos son aquellos que tienen algún gen que no es suyo: uno que les hace resistentes a los pesticidas o uno que les hace madurar más tarde. Yo he estado desde un principio en contra de este tipo de alimentos: no soy partidaria de alterar la naturaleza, en parte porque pienso que ella solita ha sabido arreglárselas muy bien todo es tiempo y en parte porque todavía no puede saberse con seguridas que efectos tendrán sobre el organismo. Por muchas pruebas que se hallan hecho con estos alimentos, el cuerpo humano es muy complejo y pueden darse muchas diferentes reacciones.
Hasta ahora, como a la gran mayoría de la gente, solo me habían preocupado sus efectos sobre las salud humana. Pero, al parecer, los alimentos genéticamente manipulados no solo pueden producir efectos en este ámbito: Todo el entorno de los campos de maíz genéticamente modificado sembrado en Estados Unidos ha muerto o ha quedado afectado; la fauna y la flora han desaparecido del lugar. Los efectos negativos en el medio ambiente han empezado a asomar la patita, quién sabe hasta donde llegarán. Además, el cultivo de este tipo de alimentos acarreará inconvenientes para los agricultores tradicionales, ya que deben evitar la polinización cruzada. Esto quiere decir que si estos agricultores pretenden vender sus productos como ecológicos no pueden tener ningún elemento transgénico. Si un maíz transgénico poliniza uno natural y el agricultor no se da cuenta, su credibilidad y sus cultivos se echarán a perder. Para evitar esta polinización tendrán que usarse herbicidas y pesticidas más potentes. Como no, está presión afectará negativamente al sistema usado en el Tercer Mundo. Y para variar, los intereses comerciales ya han echo su aparición: Algunos fabricantes de maíz y soja modificados han empezado a desarrollar granos estériles, obligando a los agricultores a comprar nuevas semillas cada año.
Claro que todo tiene su lado positivo y su lado negativo. En este caso son tres las ventajas principales: En primer lugar, se crearán nuevos puestos de trabajo (unos tres millones). En segundo lugar, se reducirá el uso de pesticidas, ya que muchos alimento transgénicos son resistentes a las plagas. Por último, parece ser que algunos alimentos de este tipo podrían usarse para curara ciertas enfermedades. Hay quien opina que como los productos genéticamente modificados aumentan la productividad, se cosecharán más alimentos y se podrá alimentar a más gente. No nos engañemos, hay ya suficiente comida para alimentar a todo el mundo, mal repartida, eso sí. Es un problema político y económico, no de recursos alimenticios. Me gustaría añadir que todo lo que los trangénicos tienen de bueno se podría conseguir de otras maneras más naturales,como por ejemplo, usando pesticidas naturales. Pero estas soluciones son más caras y requieren más tiempo. No olvidemos que estos dos requisitos son muchas veces "tabú" en nuestra sociedad.
Una cosa está clara: los productos que contengan alimentos transgénicos deben llevar etiqueta. La Unión Europea obliga ya a algunas empresas a etiquetar sus productos. Pero muchas empresas se niegan. Realmente es un asunto inquietante: si tan inocuos son estos alimentos no debería haber problemas en reconocerlos como tales, ¿no? Es decisión propia el consumir transgénicos o no, pero por lo menos los consumidores tenemos derecho a saber que nos llevamos a la boca. Sin embargo, este es un problema menor, ya que quien consume este tipo de productos se perjudica a si mismo o , como mucho, a las personas de su entorno más cercano. En cambio los cultivos a gran escala de estos alimentos traerán consecuencias a nivel global, que nos afectarán a todos, estemos o no de acuerda con su consumo. Esta claro que estos productos enriquezerán a las grandes multinacionales a costa de todos nosotros (una vez más el bendito dinero), que harán y dirán lo que haga falta para engrosar sus cuentas corrientes. No me entendáis mal, yo no rechazo de pleno el cultivo de los trangénicos: si es cierto que pueden ser beneficiosos deberían cultivarse, pero a pequeña escala y de forma controlada. Lo que realmente me preocupa es este boom que han sufrido sobre todo en Estados Unidos, donde los alimentos transgénicos se cultivan de forma masiva aún no sabiendo con seguridad cuales pueden ser sus consecuencias a corto plazo, y menos aún a largo.
Hay un refrán que dice: "es mejor prevenir que curar". Creo que, en este caso, habría que escuchar lo que los viejos refranes, símbolo de lo ya aprendido, tienen que decirnos.
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