lunes, 19 de marzo de 2007

Transgénicos sí, transgénicos no...



Este tema ha creado gran polémica desde que salió a la luz. Los alimentos transgénicos son aquellos que tienen algún gen que no es suyo: uno que les hace resistentes a los pesticidas o uno que les hace madurar más tarde. Yo he estado desde un principio en contra de este tipo de alimentos: no soy partidaria de alterar la naturaleza, en parte porque pienso que ella solita ha sabido arreglárselas muy bien todo es tiempo y en parte porque todavía no puede saberse con seguridas que efectos tendrán sobre el organismo. Por muchas pruebas que se hallan hecho con estos alimentos, el cuerpo humano es muy complejo y pueden darse muchas diferentes reacciones.

Hasta ahora, como a la gran mayoría de la gente, solo me habían preocupado sus efectos sobre las salud humana. Pero, al parecer, los alimentos genéticamente manipulados no solo pueden producir efectos en este ámbito: Todo el entorno de los campos de maíz genéticamente modificado sembrado en Estados Unidos ha muerto o ha quedado afectado; la fauna y la flora han desaparecido del lugar. Los efectos negativos en el medio ambiente han empezado a asomar la patita, quién sabe hasta donde llegarán. Además, el cultivo de este tipo de alimentos acarreará inconvenientes para los agricultores tradicionales, ya que deben evitar la polinización cruzada. Esto quiere decir que si estos agricultores pretenden vender sus productos como ecológicos no pueden tener ningún elemento transgénico. Si un maíz transgénico poliniza uno natural y el agricultor no se da cuenta, su credibilidad y sus cultivos se echarán a perder. Para evitar esta polinización tendrán que usarse herbicidas y pesticidas más potentes. Como no, está presión afectará negativamente al sistema usado en el Tercer Mundo. Y para variar, los intereses comerciales ya han echo su aparición: Algunos fabricantes de maíz y soja modificados han empezado a desarrollar granos estériles, obligando a los agricultores a comprar nuevas semillas cada año.

Claro que todo tiene su lado positivo y su lado negativo. En este caso son tres las ventajas principales: En primer lugar, se crearán nuevos puestos de trabajo (unos tres millones). En segundo lugar, se reducirá el uso de pesticidas, ya que muchos alimento transgénicos son resistentes a las plagas. Por último, parece ser que algunos alimentos de este tipo podrían usarse para curara ciertas enfermedades. Hay quien opina que como los productos genéticamente modificados aumentan la productividad, se cosecharán más alimentos y se podrá alimentar a más gente. No nos engañemos, hay ya suficiente comida para alimentar a todo el mundo, mal repartida, eso sí. Es un problema político y económico, no de recursos alimenticios. Me gustaría añadir que todo lo que los trangénicos tienen de bueno se podría conseguir de otras maneras más naturales,como por ejemplo, usando pesticidas naturales. Pero estas soluciones son más caras y requieren más tiempo. No olvidemos que estos dos requisitos son muchas veces "tabú" en nuestra sociedad.

Una cosa está clara: los productos que contengan alimentos transgénicos deben llevar etiqueta. La Unión Europea obliga ya a algunas empresas a etiquetar sus productos. Pero muchas empresas se niegan. Realmente es un asunto inquietante: si tan inocuos son estos alimentos no debería haber problemas en reconocerlos como tales, ¿no? Es decisión propia el consumir transgénicos o no, pero por lo menos los consumidores tenemos derecho a saber que nos llevamos a la boca. Sin embargo, este es un problema menor, ya que quien consume este tipo de productos se perjudica a si mismo o , como mucho, a las personas de su entorno más cercano. En cambio los cultivos a gran escala de estos alimentos traerán consecuencias a nivel global, que nos afectarán a todos, estemos o no de acuerda con su consumo. Esta claro que estos productos enriquezerán a las grandes multinacionales a costa de todos nosotros (una vez más el bendito dinero), que harán y dirán lo que haga falta para engrosar sus cuentas corrientes. No me entendáis mal, yo no rechazo de pleno el cultivo de los trangénicos: si es cierto que pueden ser beneficiosos deberían cultivarse, pero a pequeña escala y de forma controlada. Lo que realmente me preocupa es este boom que han sufrido sobre todo en Estados Unidos, donde los alimentos transgénicos se cultivan de forma masiva aún no sabiendo con seguridad cuales pueden ser sus consecuencias a corto plazo, y menos aún a largo.

Hay un refrán que dice: "es mejor prevenir que curar". Creo que, en este caso, habría que escuchar lo que los viejos refranes, símbolo de lo ya aprendido, tienen que decirnos.

sábado, 17 de marzo de 2007

Miedo al desnudo



Leyendo a mis compañeros he encontrado un tema interesante sobre el que hablar: el desnudo.

Cuenta la biblia que cuando Adán y Eva comieron la manzana del árbol prohibido fueron conscientes de su cuerpo y por eso se cubrieron con hojas. Este "despertar" que cuenta la biblia es parecido al que sufrimos en la adolescencia. Lo cierto es que hasta que las hormonas no empiezan ha pulular por nuestro organismo no sentimos vergüenza de nuestro cuerpo. Y si nos mostramos pudorosos es por imitar a la gente mayor. Es más, a nadie le escandaliza ver un niño desnudo en la playa. Sin embargo esto cambia si el que muestra su cuerpo rebasa ya cierta edad. Pero, ¿por qué sentimos vergüenza de nuestro cuerpo desnudo?

Existe una cosa denominada lívido, o atracción sexual, que todos experimentamos a partir de la pubertad. Pero, para asegurar que la mujer esta suficientemente prepara para criar un niño, es recomendable atrasar este lívido. Por eso la naturaleza, que es muy sabia, "inventó" el pudor o la vergüenza: los adolescentes esperarían un tiempo, hasta superar su vergüenza, antes de tener relaciones; pero en caso de que la tribu se viese mermada por alguna causa, sería posible para la adolescente quedarse embaraza. Estoy hablando, por supuesto, de la época en los que los homo sapiens eran nómadas que seguían a sus presas, un tiempo en el que eramos más parecidos a los animales que a lo que somos en la actualidad. Y como en aquella época la tasa de mortalidad era muy superior a la de hoy en día era necesario, aunque no recomendable, que la hembra pudiese quedar embarazada a una edad muy temprana, muchas veces tan temprana que el niño y la madre morían.

Pero una vez pasada la adolescencia y superada nuestra vergüenza, ¿por qué ese miedo al cuerpo desnudo? El nudismo se ha convertido para muchos en tabú e incluso hay leyes que lo prohiben o limitan. Este tabú se ha ido superando poco a poco en nuestra sociedad (no hay más que observar la evolución del traje de baño), pero en muchas otras sigue siendo muy fuerte. Tanto que a las mujeres de ciertas culturas se les prohibe mostrar el más mínimo milímetro de piel y tiene que ir tapadas de pies a cabeza, incluso con 40º de temperatura.Tal vez algunos deberían recordar que el cuerpo humano es algo natural y que la ropa solo se invento para protegernos del frió y sustituir a el manto natural de pelo que hemos perdido durante la evolución.


Con todo, quisiera decir a la gente que clasifica a todos los nudistas como exhibicionistas que el cuerpo desnudo no tiene nada de obsceno. Cosas obscenas se pueden hacer estando vestido también. Por esto no entiendo a la gente que se escandaliza por que sus hijos puedan ver a algún actor desnudo; seguro que ellos le dan menos importancia que sus padres. Es cuestión de respetar todas las opiniones, por muy diferentes que sean de las nuestras. Yo personalmente pienso que quien quiera puede desnudarse en el cine o en la playa. Es más, estoy a favor de que se permita el nudismo en todas las playas. Al fin y al cabo si a ellos no les importa ser vistos, ¿por qué habría de importarnos a los demás?

domingo, 4 de marzo de 2007

Persentación


Hola gente:
Aquí estamos unas pocas de las que fuimos al viaje de estudios. Solo escribo para comprobar que mi blog va bien. Otro día más y mejor, que se me enfría la cena.
Hasta pronto.